Lo que digo es verdad. Pablo dio a entender en Romanos 3:3 que Dios rechazaría a la nación judía porque no creían en Cristo. Algunos judíos dijeron entonces: "Si esto es cierto, entonces Dios ha roto su propia promesa y ha repudiado a su propio pueblo elegido". Para responder a esto, Pablo muestra: (1) la promesa no fue para todos los descendientes de Abraham; (2) Dios tiene el derecho de elegir a quien quiera.

La "elección" individual o personal no es el tema aquí. Pablo analiza la elección de los judíos, su rechazo posterior y la elección de los gentiles. Pablo habla con tanta fuerza en los capítulos 9, 10, 11, porque sus compatriotas judíos decían que era un traidor a su nación.

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