El sumo sacerdote dijo: "¿Es así?" Y Esteban dijo: "Varones, hermanos y padres, escuchen lo que tengo que decir. El Dios de la gloria se apareció a Abraham nuestro padre cuando estaba en Mesopotamia, antes de que habitara en Charran. Le dijo: 'Sal de tu de tu tierra y de tu parentela, y venid acá a la tierra que yo os mostraré. Entonces salió de la tierra de los caldeos y fijó su residencia en Charrán.

Después de la muerte de su padre se mudó de allí y fijó su residencia en esta tierra donde ahora vives. Dios no le dio una herencia en ella, ni siquiera lo suficiente para poner un pie sobre ella. Pero él le prometió que algún día se la daría a él ya su descendencia después de él, aunque en ese momento no tenía hijo. Dios habló así: que sus descendientes serían peregrinos en una tierra ajena, que los harían esclavos y los tratarían mal durante cuatrocientos años. En cuanto a las naciones de las que serán esclavos, dijo Dios, 'yo las juzgaré, y después de estos años, saldrán y me servirán en este lugar'".

Como ya hemos visto, el método de defensa de Esteban era tener una visión panorámica de la historia judía. No era la mera secuencia de eventos lo que estaba en la mente de Stephen. Para él, cada persona y evento simbolizaba algo. Comenzó con Abraham, porque de la manera más literal fue con él que, para el judío, comenzó la historia. En él Stephen ve tres cosas.

(i) Abraham fue un hombre que respondió al llamado de Dios. Como lo expresó el autor de Hebreos, Abraham se fue de casa sin saber adónde ir ( Hebreos 11:8 ). Era un hombre de espíritu aventurero. Lesslie Newbigin de la Iglesia del Sur de la India nos dice que las negociaciones hacia esa unión a menudo fueron detenidas por personas que exigían saber exactamente a dónde podría llevar tal o cual paso.

Al final, alguien tuvo que decir a estas almas cuidadosas: "Un cristiano no tiene derecho a exigir saber a dónde va". Para Esteban el hombre de Dios era aquel que obedecía el mandato de Dios aun cuando no tenía idea de cuáles podrían ser las consecuencias.

(ii) Abraham era un hombre de fe. No sabía adónde iba, pero creía que, bajo la guía de Dios, lo mejor estaba por venir. Incluso cuando no tenía hijos y cuando, humanamente hablando, parecía imposible que los tuviera, creía que algún día sus descendientes heredarían la tierra que Dios les había prometido.

(iii) Abraham era un hombre de esperanza. Al final del día nunca vio la promesa completamente cumplida pero nunca dudó que así sería.

Así que Esteban les presenta a los judíos la imagen de una vida aventurera, siempre lista para responder al llamado de Dios en contraste con su deseo de aferrarse al pasado.

A EGIPTO ( Hechos 7:8-16 )

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