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24. El capitán principal. Fue bien y sabiamente hecho por el capitán en jefe para así retirar a Paul de la vista de la gente, ya que su presencia se movió y provocó más a los que ya estaban demasiado conmovidos. Porque de esta manera él provee la vida del hombre santo, y en parte apacigua la locura de la gente. Pero cuando le ordena que lo azoten, a cuyo cargo no escuchó ningún delito determinado, parece tratar injustamente. Y, sin embargo, esta lesión [injusticia] no carecía de color, porque era probable que no fuera sin causa que todas las personas habían conspirado para matar a un hombre. Por lo tanto, una presunción vehemente fue la causa de un examen tan estrecho. Pero debemos notar que esta es una costumbre común entre los hombres políticos, que son solo jueces, en la medida en que sea conveniente para ellos; pero si son retirados por ganancias, entonces se salen del camino. Sin embargo, es suficiente para ellos colorear esta maldad con el título de sabiduría, porque sostienen ese principio general de que el mundo no puede ser gobernado sin algún espectáculo o color de justicia; pero en todas las acciones que prevalecen las sutilezas de las que hablo, consideran más bien lo que es rentable que lo que es igual y correcto. -

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