26. Has enseñado en nuestras calles que Cristo declara expresamente que no será de ninguna ventaja para los judíos que se acercó a ellos y les permitió disfrute de una relación familiar con él si, cuando se les llama, no responden en el día señalado. Pero no sigue su comparación: porque, después de haber hablado sobre el dueño de una casa, ahora declara, sin una figura, que él mismo es el juez; y, de hecho, las palabras que has enseñado en nuestras calles no pueden aplicarse a nadie más que a él mismo. Ahora percibimos su diseño, que consistía en advertir a los judíos que no se permitieran perder, por su propia negligencia, la salvación que está en su poder obtener.

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