“Entonces empezarás a decir: 'Comimos y bebimos en tu presencia, y enseñaste en nuestras calles'”.

Su respuesta desesperada será tratar de recordar tiempos pasados. Habían comido y bebido con él, les había enseñado en sus calles. Como sabemos, hay muchos que podrían haber dicho eso, tantos que Él no podría, en Su humanidad, recordarlos. Ahora no hay duda de quién es indicado por el dueño de la casa. Estos son aquellos que han tenido mucho que ver con Él, pero que han rechazado Su palabra. Habían rechazado el fuego de su palabra, ahora el fuego de su ira debe venir sobre ellos.

Hay algunos hoy que basan su confianza y esperanza en el hecho de que participan en la Mesa del Señor y escuchan la enseñanza del Señor a través de Su palabra y a través de Sus ministros. Pero no basta con hacer eso. Debemos entrar por la puerta del compromiso total y la entrega de nosotros mismos a Él. Debemos creer en El. Debemos abrir nuestras vidas a Él llamándolo para que podamos ser salvos y pidiéndole que lo haga. Pero debemos preguntarle antes de que sea demasiado tarde. Entonces obrará la fe en nuestros corazones y la transformación en nuestras vidas.

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