32. El que no ha salvado a su propio hijo, etc. Como nos preocupa mucho estar tan persuadidos del amor paternal de Dios, como para poder para retener nuestro regocijo por su causa, Pablo adelanta el precio de nuestra redención para demostrar que Dios nos favorece; y sin duda es una evidencia notable y clara de amor inapreciable, que el Padre se negó a no otorgar a su Hijo para nuestra salvación . Y así, Pablo saca un argumento de mayor a menor, de que, como no tenía nada más querido, más precioso o más excelente que su Hijo, no descuidará nada de lo que prevé nos será rentable. (273)

Este pasaje debe recordarnos lo que Cristo nos trae, y despertarnos para contemplar sus riquezas; porque como él es una promesa del amor infinito de Dios hacia nosotros, no nos ha sido enviado sin bendiciones o vacío, sino lleno de todos los tesoros celestiales, de modo que quienes lo poseen no quieran nada necesario para su felicidad perfecta. Entregar significa aquí exponerse a la muerte.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad