3. La voz de Jehová está sobre las aguas. David ahora ensaya las maravillas de la naturaleza a las que me he referido anteriormente; y bien, de hecho, celebra el poder de Dios, así como su bondad, en sus obras. Como no hay nada en el curso ordinario de la naturaleza, en todo el marco del cielo y la tierra, que no nos invite a la contemplación de Dios, él podría haber presentado, como en Salmo 19:1, el sol y las estrellas, y todo el ejército de los cielos, y la tierra con sus riquezas; pero selecciona solo aquellas obras de Dios que prueban no solo que el mundo fue creado al principio por él, y que está gobernado por su poder, sino que también despierta al torpe y lo arrastra, por así decirlo, humildemente adorarlo; como incluso Horacio se vio obligado, aunque no solo era un poeta pagano, sino un epicúreo y un vil contendiente de la Deidad, para decir de sí mismo en una de sus Odas, - (Lib. I. Oda 34.)

"Un fugitivo del cielo y la oración, Me burlé de todo miedo religioso Profundo en la historia de mazy De loca filosofía; pero ahora Levante la vela y retroceda mi arado de viaje A ese puerto bendito que dejé antes.

"¡Por, he aquí! ese horrible Señor celestial, Quien frecuenta las nubes con fuego, Padre del día, Jove inmortal; Tarde a través de los campos flotantes de aire, El rostro del cielo sereno y bello, Sus corceles trepadores y su carro alado condujeron ”, etc. (609)

La experiencia también nos dice que aquellos que son más atrevidos en su desprecio por Dios tienen más miedo a los truenos, las tormentas y cosas como las violentas conmociones. Por lo tanto, con gran propiedad, el profeta invita nuestra atención a estos casos que golpean a los groseros e insensibles con algún sentido de la existencia de un Dios, (610) y despertarlos a la acción, aunque sean lentos e independientemente de lo que sean. Él no dice que el sol sale día a día y arroja al exterior sus rayos que dan vida, ni que la lluvia desciende suavemente para fertilizar la tierra con su humedad; pero él trae truenos, tempestades violentas y cosas como herir los corazones de los hombres con temor por su violencia. Dios, es verdad, habla en todas sus criaturas, pero aquí el profeta menciona esos sonidos que nos despiertan de nuestra somnolencia, o más bien de nuestro letargo, por el ruido de su ruido. Hemos dicho que este lenguaje está dirigido principalmente a aquellos que con imprudencia obstinada, echan de ellos, en la medida de lo posible, todos piensan en Dios. Las mismas figuras que él usa declaran lo suficiente, que el diseño de David era someter por temor a la obstinación que de otra manera no da gusto. Tres veces repite que la voz de Dios se escucha en grandes y violentas tempestades, y en el siguiente verso agrega, que está llena de poder y majestad.

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