6. Tu justicia es como las montañas de Dios En este versículo hay una recomendación de la justicia de Dios, que el escritor sagrado compara con las montañas altas, (esto es la forma de la expresión: "las montañas de Dios", porque sabemos que los hebreos estaban acostumbrados a distinguir por la denominación divina, o de Dios, lo que sea excelente, porque su gloria brilla más claramente allí. En último lugar, se dice, que sus juicios son como un gran abismo sin fondo. Con estas palabras nos enseña que, sea cual sea el lado al que volvamos la vista, y si miramos hacia arriba o hacia abajo, todas las cosas están dispuestas y ordenadas por el justo juicio de Dios. Este pasaje generalmente se cita en un sentido bastante diferente, a saber, que los juicios de Dios exceden nuestra capacidad limitada y son demasiado misteriosos para que podamos comprenderlos; y, de hecho, en este sentido, la similitud de un abismo no es inapropiada. Sin embargo, es obvio por el contexto, que el lenguaje del salmista debe entenderse en un sentido mucho más extenso, y como significado, que por grande que sea la profundidad de la maldad que existe entre los hombres, y aunque parezca un inundación que brota y desborda toda la tierra, pero aún más grande es la profundidad de la providencia de Dios, por la cual él dispone y gobierna con rectitud todas las cosas. Siempre que, por lo tanto, nuestra fe pueda verse sacudida por la confusión y el desorden de los asuntos humanos, y cuando no podamos explicar las razones de este desorden y confusión, recordemos que los juicios de Dios en el gobierno del mundo están con el la más alta propiedad en comparación con una gran profundidad que llena el cielo y la tierra, para que la consideración de su infinita grandeza pueda deslumbrar nuestras mentes con admiración, absorber todas nuestras preocupaciones y disipar todas nuestras penas. Cuando se agrega al final del versículo, ¡oh Jehová! usted preserva al hombre y la bestia, el significado es que, dado que Dios garantiza extender su cuidado providencial incluso a la creación irracional, mucho más satisface las necesidades de los hombres. Y, de hecho, cada vez que surja alguna duda en nuestras mentes con respecto a la providencia de Dios, debemos fortalecernos y alentarnos al presentar ante nosotros esta consideración, que Dios, que proporciona alimento a las bestias del campo, y las mantiene en su presente Estado, nunca puede dejar de cuidar la raza humana. La explicación que algunos han dado del término bestias, interpretándola alegóricamente de hombres bestiales, considero demasiado forzada, y la rechazo.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad