12 ¡Escucha mi oración, oh Jehová! David aumenta gradualmente su vehemencia en la oración. Él habla primero de oración; en segundo lugar, de llorar; y en tercer lugar, de lágrimas. Esta gradación no es una mera figura retórica, que solo sirve para adornar el estilo, o para expresar lo mismo en un idioma diferente. Esto muestra que David lamentó sinceramente su condición y desde el fondo de su corazón; y en esto nos ha dado, con su propio ejemplo, una regla para la oración. Cuando se hace llamar forastero y extranjero, muestra de nuevo cuán miserable era su condición; y agrega expresamente, ante Dios, no solo porque los hombres están ausentes de Dios mientras vivan en este mundo, sino en el mismo sentido en el que dijo anteriormente: Mis días están ante ti como nada; es decir, Dios, sin necesidad de que nadie lo informe, sabe muy bien que los hombres solo tienen un corto viaje que realizar en este mundo, al final del cual se llega pronto, o que solo quedan poco tiempo en ella, como los que se alojan en una casa por paga. (78) El significado del discurso del salmista es que Dios ve desde el cielo cuán miserable sería nuestra condición, si no nos sustentara con su misericordia.

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