9 Porque tú, Jehová, eres mi protección. Él habita en esta longitud en la recomendación de la providencia de Dios, como sabiendo cuán lentos los hombres naturalmente deben recurrir a Dios de la manera correcta; y cuánto necesitan ser estimulados para este deber, y ser expulsados ​​de esos refugios falsos y mundanos en los que confían. Hay un cambio de persona con frecuencia a lo largo de este salmo: así, en el primer verso, se dirige a Dios y luego se dirige a sí mismo. Dios, él diseña su protección, de esta manera, con su propio ejemplo, recomendando a otros que recurran a Dios como su ayuda. Entonces, luego se dirige a sí mismo, para que pueda estar mejor persuadido de la sinceridad de su afecto interno. El verdadero método de probar nuestra fe es dirigir nuestros pensamientos hacia nosotros mismos y, cuando ningún ojo humano nos ve, buscar nuestros propios espíritus. Si, no contentos con tener que ver solo con Dios, dirigimos nuestros ojos a los hombres, es casi imposible evitar que el orgullo se insinúe en la habitación de la fe. Él habla de considerar a Dios como su casa o refugio, porque nos defiende de todo mal, como en Salmo 90:1. Este versículo se puede considerar como conectado con lo que sigue, y como declarar la causa o razón de lo que se afirma allí; porque se agrega, no te sobrevendrá el mal. ¿Y cómo se evitan los males venideros, pero solo descansando con confianza en la protección de Dios? Es cierto que los problemas de diversos tipos atacan al creyente al igual que a otros, pero el salmista significa que Dios se interpone entre él y la violencia de cada asalto, para evitar que sea abrumado. La tutela divina se representa como una extensión a toda la familia de los justos; y sabemos que Dios comprende bajo su amor a los hijos de los que ha adoptado en su favor paternal. O, tal vez, el término puede tomarse en su sentido más simple, y nada más debe ser pensado que aquellos que eligen a Dios para su refugio habitarán con seguridad en sus casas.

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