Porque has puesto a Jehová, que es mi refugio, al Altísimo por tu habitación;

Porque has hecho del Señor, (que es) mi refugio, (incluso) el Altísimo, tu habitación, más bien, como dice el hebreo, 'Porque tú, oh Señor, (eres) mi refugio, tú has hecho el Altísima tu morada» (cf.). En la primera cláusula, la persona a la que el salmista enseña responde a su exhortación, usando la primera persona "mi", como en, "YO ... mi". En la segunda cláusula, el salmista retoma el carácter de maestro, dirigiéndose al alumno con "tú ... tu". Ver en este cambio de persona los comentarios introductorios. El cierre de esta primera parte del salmo está marcado por la repetición del mismo pensamiento que al final de la introducción.

Cristo responde a la Palabra inspirada, que garantiza su preservación por el Padre del enemigo. La razón es, "porque tú, Señor, eres mi refugio"; a lo que la Iglesia responde: "Tú has hecho del Altísimo tu habitación".

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