1 tim. 1:19. "Manteniendo la fe y buena conciencia, la cual desechando algunos, en cuanto a la fe, naufragaron". Objeciones por las que parece que debería haberse traducido más bien la Fe, es decir, en cuanto a la doctrina del Evangelio; pues en el original es y este último concuerda con la metáfora de hacer naufragar. Porque aquí el evangelio, o la doctrina de la fe, se representa como un tesoro confiado a su cuidado como un tesoro se encomienda en un barco, y así al cuidado del capitán, para ser llevado a salvo a tal puerto.

Pero ellos, por su torpeza y descuido, la han naufragado y la han perdido: o si por fe se entiende una calificación interior, sin duda la han naufragado, como lo hizo Simón el Mago, de quien se dice que creía cuando otros creyó, pero nunca tuvo una fe verdadera; porque es claro por lo que dice el Apóstol Pedro, que entonces quedó en hiel de amargura y prisión de iniquidad; y debe ser una fe como la que tenían los oyentes del suelo pedregoso, quienes, al mismo tiempo que creían, no tenían raíces en sí mismos, y por lo tanto no eran verdaderos santos; y una fe como la que tenían aquellos de quienes se nos dice que creyeron en Cristo, pero Cristo no se encomendó a ellos, porque sabía lo que había en el hombre; Sabía que lo que había en ellos no era cierto, no se podía depender de ello.

1 tim. 5:11

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad