Cantar 8:1. "¡Oh, si fueras como mi hermano, que mamaste los pechos de mi madre! Cuando te encontrara afuera, te besaría, sí, no sería despreciado". El cual deseo de la iglesia se cumple ahora, por la encarnación de Cristo; el Hijo de Dios, que es infinitamente más alto que nosotros, ha descendido a nosotros en nuestra naturaleza y se ha familiarizado con nosotros.

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