Si sólo el Hijo del Hombre tiene este conocimiento, ¿cómo puede ser difundido y convertido en luz para todos los hombres? Esto se responde con las palabras, καὶ καθὼς Μωσῆς … τοῦ ἀνθρώπου [los editores modernos leen Μωυσῆς; así también en LXX]. La palabra enfática es ὕψωσε. Cuando Moisés hizo la serpiente de bronce, no la ocultó en su tienda ni permitió que unas pocas personas seleccionadas la vieran, sino que ὕψωσε τὸν ὄφιν, le dio una elevación en la que todos pudieran verla.

Así debe ser el Hijo del Hombre, el portador de la luz celestial y la curación, ὑψωθῆναι, para que todos puedan verlo. El “levantar” del Hijo del Hombre se interpreta en Juan 12:33 en el sentido de Su elevación en la cruz. Fue esto lo que atrajo la observación humana y el homenaje humano. La cruz es el trono de Cristo. En la frase δεῖ ὑψωθῆναι, el aoristo se usa de acuerdo con el uso griego por el cual se emplea un aoristo de infinitivo para expresar la acción del verbo aunque futuro después de verbos que significan esperar, esperar, prometer y similares.

Así If. en Aul. , 462, οἶμαι γάρ νιν ἱκετεύσαι, donde Markland cambia innecesariamente el aoristo al futuro. Nicodemo no podía ver el significado con el que la crucifixión llenaba estas palabras. Lo que le sugeriría la comparación del Mesías con la serpiente de bronce podría ser algo así: El Hijo del Hombre ha de ser levantado. Sí, pero no en un trono en el palacio de Herodes.

Debía ser conspicuo, pero como la serpiente de bronce había sido conspicua, colgada de un poste para la curación del pueblo. Su elevación era segura, pero no fue una elevación por un mero nombramiento oficial, reconocimiento popular o derecho hereditario, sino por sondear las profundidades de la degradación humana en el más verdadero sacrificio personal. No hay un camino real hacia la excelencia humana, y Jesús alcanzó la altura que alcanzó no por el sonido de las trompetas de los heraldos o el alarde de las banderas o la aclamación popular, sino por estar sujeto a las pruebas más agudas mediante las cuales se puede examinar el carácter, al pasar por las prueba de la vida humana en este mundo, y por ser hallado el mejor, el único servidor perfectamente fiel de Dios y de los hombres.

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