Sin embargo, este resultado no se debe al mandamiento en sí mismo. Es el pecado que habita en nosotros, heredado de Adán, el cual, cuando ha encontrado una base de operaciones, emplea el mandamiento de engañar ( cf. Génesis 3:13 ) y de matar. “El pecado aquí toma el lugar del Tentador” en Génesis (S. y H.).

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Antiguo Testamento