A esta desnudez del grano depositado en la tierra, contrasta el apóstol el poder creador de Dios, que rápidamente reviste la semilla de la cubierta, del cuerpo asignado a su género, haciendo brotar la planta que ha de servirle de órgano. Al decir: como le ha placido , y no: como a Él le place, Pablo ciertamente se refiere a la ley de la vegetación establecida por Dios para cada planta en el momento de la creación.

Este querer divino queda en el seno de la naturaleza cambiante; controla de antemano el resultado de la acción del sembrador. Es obvio cuán falso es alegar que la Escritura no sabe nada de la constancia de las leyes de la naturaleza. El autor que escribió, Génesis 1:11 , al hablar de plantas de todas clases: “que dan fruto según su género”, ya entendió este hecho fundamental.

Así, las cien mil especies de plantas que componen el reino vegetal están todas organizadas de tal manera que a esta infinita variedad de semillas corresponde una variedad exactamente similar de organismos vegetales. El artículo τό, el , antes de ἴδιον debe ser rechazado. En estas últimas palabras: “ Un cuerpo propio”, está implícitamente contenida la respuesta a la segunda pregunta de 1 Corintios 15:35 : ¿Con qué cuerpo? El Dios que se ocupó en la creación de dotar a cada semilla de un cuerpo propio, sabrá dar a la energía escondida en nuestro cuerpo terrestre el nuevo órgano que necesitará cuando este principio vital sea liberado por la muerte de la envoltorio temporal en el que ahora está oculto.

Y para satisfacer al investigador que hace las preguntas de 1 Corintios 15:35 , sobre el tema del nuevo órgano que ha de reemplazar nuestro cuerpo terrenal, y para evitar que se imagine que Dios podría estar perdido para producir un cuerpo completamente diferente de el presente, el apóstol le invita a echar una mirada a la infinita diversidad de los organismos que forman el universo visible: 1 Corintios 15:39-41 .

La variedad de organismos vegetales se refiere sólo a la forma, no a la sustancia; por lo tanto, no autorizaría por sí mismo la conclusión que el apóstol desea establecer, a saber, la posibilidad de un nuevo cuerpo, sustancialmente diferente de nuestro cuerpo actual. De ahí que él ejemplifique en la totalidad de la naturaleza diferencias aún más profundas que las que él había señalado entre los diversos tipos de plantas.

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