Decimoctavo Pasaje ( Romanos 8:12-17 ). Liberado del Pecado y de la Muerte, el cristiano se convierte en Hijo y Heredero.

Una vez decidida la victoria sobre el pecado y la muerte por el reino del Espíritu Santo, no sólo se quita la condenación, sino que se la reemplaza por la bendición que nos es dada en todos sus grados: en el presente, el estado filial, la adopción; en el futuro, la herencia divina.

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