5 y de Jesucristo, que es el testigo fiel, y el primogénito de los muertos, y el príncipe de los reyes de la tierra. Al que nos amó y nos lavó de nuestros pecados con su propia sangre,

Note que dice, "y de Jesucristo"; Juan ve a Jesús como una persona distinta del que está en el trono que acaba de dar el saludo con un Espíritu séptuplo delante de él. La doctrina de la trinidad se apoya aquí y en otros lugares de este libro, así como a lo largo de las Escrituras. El Padre, el Espíritu Santo séptuple y el Hijo de Dios son identificados en Apocalipsis 1:4-5 de este primer capítulo de Apocalipsis.

Jesús es el testigo fiel y el primogénito de los muertos. Él también es el Rey de Reyes y Señor de Señores. El versículo cinco también nos da la doctrina de la salvación. Debemos aceptar el sacrificio que Jesús cumplió y que nuestros pecados sean lavados por su sangre.

El versículo también dice que nos salvó porque nos amó y esto implica que nos amó cuando aún éramos pecadores.

Juan 3:16Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

Bajo la ley dada a Israel, se necesitaba un cordero sin mancha para expiar los pecados de la nación una vez al año. Esto era esperar al Cordero de Dios sin mancha (Jesús) que sería nuestro sacrificio una vez para siempre. Son limpios todos los que aceptan este sacrificio gratuito dado por Dios por nuestros pecados. El quinto versículo de Apocalipsis refuta cualquier teología que afirme una expiación limitada por el pecado. Si la sangre del Cordero de Dios nos ha limpiado, entonces estamos limpios.

Hebreos 10:12Pero éste, después de haber ofrecido un solo sacrificio por los pecados para siempre, se sentó a la diestra de Dios;

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