En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo. Las dos pruebas son, el hacer justicia, y amar a su hermano. La justicia y la caridad son de Dios, la injusticia y el odio son del diablo. La justicia se toma aquí en su sentido más amplio, que incluye todas las virtudes. Pero San Juan afirma aquí que entre todas las clases de justicia ninguna muestra más que somos hijos de Dios que la caridad y el amor al prójimo, como los vicios contrarios nos muestran que somos hijos del diablo.

Y por eso San Juan, el discípulo amado, exhala sólo amor. Escuche a S. Agustín ( in loc .): "Sólo el amor distingue entre los hijos de Dios y los hijos del diablo. Que todos se hagan la señal de la cruz, que todos respondan Amén, que todos canten Aleluya, que todos sean bautizados, vayan todos a la iglesia, construyan iglesias todos, pero los hijos de Dios se distinguen de los hijos del diablo sólo por la caridad.

Los que tienen caridad son nacidos de Dios, los que no la tienen no son nacidos de Dios. Ten lo que quieras; si esto solo no tienes, de nada te sirve. Si no tienes otra cosa, ten esto: has cumplido la ley". Pero por la caridad se ama a Dios por sí mismo, y al prójimo por amor de Dios. De donde la caridad es "el cumplimiento de la ley". Romanos 13:10 .

Y S. Agustín ( de Nat. et. Grat. cap. xlii.). "La caridad es la justicia más verdadera, completa y perfecta". S. Clemente Alex. lo llama "El mayor deber de un hombre cristiano". S. Cipriano ( Paciente de Bono ) lo llama "El fundamento de la paz, el vínculo firme de la unidad, superando incluso las obras del martirio". S.Basil, "La raíz de los mandamientos". S. Gregorio Nacianceno ( Epist. xx.

), "La cabeza de toda nuestra enseñanza". S. Jerónimo ( Epist. ad Theophylact ), "El padre de todas las virtudes". S. Ephraim ( de Humil .), "El sostén de todas las virtudes". S. Agustín, "La plaza fuerte de todas las virtudes". ( Serm. liii . de temp .). Prosper ( de Vita Contempl. iii. 13), "El más poderoso de todos nuestros afectos, la suma de las buenas obras, el protector de la virtud, el fin de los preceptos celestiales, la muerte de los pecados, la vida de las virtudes.

"Firmeza en todas las virtudes" (S. Cirilo). "La madre y guardiana de todo bien" (S. Gregorio). "La madre de los hombres y de los ángeles, que trae la paz, no sólo a todas las cosas en la tierra, cielo" (S. Bernardo, Epist. ii.).

Por último, dice San Basilio: "Donde falla la caridad, el odio entra en su lugar. Pero si Dios (como dice San Juan) es amor, el diablo debe ser indudablemente odio. Y como quien tiene amor tiene a Dios, así quien tiene tiene odio, fomenta un demonio dentro de él".

versión 11. Porque este es el mensaje que siempre ha de ser anunciado por nosotros los Apóstoles de Cristo. Es el mensaje de buenas nuevas, que Cristo trajo del cielo. Podría haber exigido de nosotros muchos sufrimientos duros y dolorosos. Pero Él está satisfecho si nos amamos unos a otros. ¿Y qué hay más gozoso, placentero y fácil que esto? Porque así como Dios nos ordenó amar a nuestros hermanos, Él ordena a nuestros hermanos que nos amen a nosotros en amor de esta manera provocando y exigiendo amor.

Véase Juan xv. 12. Sobre lo cual S. Agustín observa que aquí se distingue la caridad del mero amor humano. Debemos amar a los hombres, no meramente como hombres, sino como nos amamos a nosotros mismos como hijos del Altísimo.

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