Nosotros pues, como colaboradores con Él. Nosotros, como colaboradores de Dios, os suplicamos que aceptéis esta reconciliación ofrecida, de la que se habla en los vers. 18, 19 y 20, del capítulo anterior.

Os suplico también que no recibáis la gracia de Dios en vano . Recibe la gracia en el vacío, dice Anselmo, quien no trabaja con ella, quien no le da su corazón, y quien, por la pereza, hace que esa gracia sea ineficaz, al no hacer todo lo que puede para expresarla en buenas obras. . En otras palabras, no supongas que la fe sola es reconciliación, porque una buena vida y buenas obras también son indispensables. Así Teofilacto, siguiendo a Crisóstomo.

Obsérvese que el Apóstol aplica la palabra gracia al beneficio general de la reconciliación del mundo por la redención de Cristo; porque era de esto de lo que acababa de tratar. Sin embargo, bajo esto comprende aquella gracia particular que Cristo ha merecido para cada uno, y que Dios da a cada uno, para que cada uno pueda llegar a ser partícipe de la redención general obrada por Cristo.

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