Elijah exigió a la gente que mostrara su convicción mediante actos, actos que podrían exponerlos a la ira del rey o la reina, pero que una vez cometidos les haría romper con Baal y sus adoradores para siempre.

Se dice que Elijah mató a los "profetas de Baal", porque la gente los mató por sus órdenes. Es difícil explicar por qué los llevaron al lecho de torrente de Kishon para que los maten. Quizás el objetivo de Elijah era dejar los cuerpos en un lugar donde no se los encontraría, ya que la lluvia que se avecina enviaría una inundación por el barranco de Kishon y arrastraría los cadáveres al mar. El acto de Elías debe justificarse por el mandato expreso de la Ley, que los israelitas idólatras debían ser ejecutados, y por el derecho de un profeta bajo la teocracia de intervenir y ejecutar la Ley cuando el rey fallaba en su deber.

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