Y no hay diferencia ... - Aunque no habían sido circuncidados, y aunque no se ajustaban a la Ley de Moisés. Por lo tanto, Dios mostró que la observancia de estos ritos no era necesaria para la verdadera conversión de las personas y para la aceptación con él. No nos dio a nosotros, que somos judíos, ninguna ventaja sobre ellos, sino que los justificó y purificó de la misma manera.

Purificando sus corazones - Por lo tanto, dando la mejor evidencia de que los había renovado, y los admitió a favor con él.

Por fe - Al creer en el Señor Jesucristo. Esto demostró que el plan en el que Dios estaba a punto de mostrar favor a las personas no era por ritos y ceremonias externas, sino por un esquema que requería la fe como la única condición de aceptación. Aquí se implica además que no existe una fe verdadera que no purifique el corazón.

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