El Dios y Padre del Señor Jesús, el que es bendito por los siglos, sabe que no miento. [Esta solemne aseveración no debe limitarse a las declaraciones contenidas en los siguientes dos versículos, sino que se aplica a todo lo que ha dicho o está a punto de decir en toda esta sección. Sin duda, en la propia mente del apóstol esto fue provocado por lo que estaba a punto de decir acerca de sus revelaciones, su mente anhelaba lo que pretendía decir cuando añadió el último punto a su catálogo de sufrimientos.]

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Antiguo Testamento