"¿Qué estás haciendo, llorando y rompiendo mi corazón?" Los hermanos de Pablo estaban tan preocupados que las lágrimas y el llanto acompañaron tales súplicas. “El verbo romper es una palabra muy pintoresca, siendo usada para el golpeteo que la lavandera daría a la ropa para que cediera a sus esfuerzos por limpiarla. Pablo sintió que su determinación de ir a Jerusalén se debilitaba ante las enérgicas súplicas de los hermanos. Él respetó su juicio, sabía que tenían sus mejores intereses en el corazón y sabía tan bien como ellos los peligros y la persecución que lo esperaban en Jerusalén.

Fue sin dureza estoica que resistió sus súplicas” (Reese p. 788). “Por. dispuesto no sólo a ser atado, sino aun a morir en Jerusalén por el nombre del Señor Jesús". Note el énfasis en "yo". Independientemente de lo que otros puedan sentir, Pablo estaba decidido a enfrentar tal sufrimiento, sí, estaba preparado incluso enfrentar la muerte.

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