Exhortaciones a avanzar en el camino de la salvación, a ser luces en el mundo y alegría del apóstol, 12-18.

Habiendo puesto ante ellos el ejemplo perfecto de Cristo como un incentivo para la unidad de mente, el apóstol continúa su exhortación, instándolos a ser diligentes en su conducta cristiana, para que puedan demostrar que son conscientes y dignos de la obra que Dios ha comenzado en ellos. Que eviten las murmuraciones y las disputas, y así, a la luz de su ejemplo cristiano, puedan desviar a otros de los caminos perversos, y puedan regocijar el alma del apóstol con el sentimiento de que no ha trabajado en vano.

Si traen su fiel servicio como una ofrenda a Dios, él se regocijará con ellos, y les invita a regocijarse también, incluso si su sangre vital tiene que ser derramada, como la libación derramada sobre una víctima en un sacrificio.

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