No provoquéis a vuestros hijos ; encontrándoles faltas de forma poco amable e inapropiada, siendo difíciles de complacer, o dejando de elogiarlos y alentarlos cuando lo hacen bien.

para que no se desalienten ; desesperan de poder complacerte, y así se vuelven quebrantados de espíritu e imprudentes con respecto a tus deseos. Una advertencia muy importante para todos los padres que desean conservar su influencia sobre sus hijos.

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