Comenzando en Jerusalén ; la morada de sus asesinos, que habían disfrutado y resistido hasta ahora todos los medios de la gracia. El Salvador murió y resucitó, para que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de los pecados a todas las naciones; y es su voluntad revelada que esto se haga. Por lo tanto, todos, según tengan la oportunidad y la capacidad, deben ayudar en esta obra, para que el conocimiento de su salvación pueda, por la gracia, ser disfrutado por todas las personas.

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Antiguo Testamento