y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén.

y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén; primero, porque Jerusalén era el centro metropolitano del reino de Dios que entonces existía; y luego, porque fue el gran laboratorio y reservorio de todo el pecado y todo el crimen de la nación, y comenzando allí, proclamaría para todos los tiempos que hubo misericordia en Cristo para el primero de los pecadores.

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