sufrido ; él no lo dirigió, ni lo sufrió en ningún sentido como para implicar que Dios lo aprobó, o que fue correcto. Era una regulación civil de un gobierno civil, sufrida por un tiempo a causa de la maldad de los hombres, y para prevenir males mayores que de otro modo esa maldad habría ocasionado. Era una regulación en cuanto al modo de guardar; no para justificar esa mala práctica, sino para disminuir, en alguna medida, sus males.

No es así ; desde el principio, y en todas sus etapas, esta repudiación "por cualquier causa" de la propia mujer era una violación de la voluntad de Dios, como se manifiesta en sus obras y en su palabra. Que Dios sufra la adopción, y por un tiempo la continuación de las prácticas, a causa de la dureza de los corazones de los hombres, no es evidencia de la rectitud moral de esas prácticas. Tampoco es el dar instrucciones acerca de ellos, y la adopción de reglamentos para disminuir sus males mientras continúan, ninguna evidencia de que Dios los aprueba. Las prácticas aún pueden ser una violación de lo que ha sido la voluntad de Dios desde el principio, y la obediencia a él puede requerir que se eliminen.

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