Le rogué que se fuera ; probablemente por temor a que su poder milagroso les provoque pérdidas mundanas aún mayores. Los hombres que no están literalmente "poseídos por demonios", aún pueden ser influenciados por espíritus malignos; y cuando están tan influenciados, se oponen a Cristo y desean que se aparte de ellos. La codicia lleva a los hombres a actuar de la misma manera; y los degrada tanto que prefieren cualquier cosa con la que puedan hacer dinero, a la presencia y gloria del Salvador.

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