Mi doctrina caerá como la lluvia. Como nada es más agradecido para la tierra sedienta que suaves lluvias, así no puede haber nada más aceptable para aquellos que desean conocer la voluntad divina que la revelación de ella. Y como el rocío y la lluvia que caen suavemente suavizan y refrescan la tierra, produciendo tanto verdor como fertilidad; de modo que mi doctrina, o las palabras que voy a hablar, si se reciben en la mente de las personas con fe y amor, las harán crecer en gracia y bondad, y producirán frutos de justicia. O puede ser traducido, Deja caer mi doctrina, &C. En consecuencia, el erudito obispo Patricio entiende esto como una oración, para que sus palabras, que les fueron enviadas desde el cielo, puedan penetrar en sus corazones y ablandarlos, como la lluvia sobre la tierra, y así hacerlos fructíferos en obediencia.

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