Los impíos están alejados de Dios y de toda bondad; desde el vientre Desde sus tiernos años, o, mejor dicho, estrictamente y propiamente, desde su nacimiento: su misma naturaleza y principios están corrompidos incluso desde su infancia: son la descendencia malvada de padres pecadores. Se descarrían por pecados reales, fruto de su corrupción original; tan pronto como nazcan, tan pronto como sean capaces de ejercitar la razón y practicar el pecado.

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