Tampoco fue engaño, etc. — En las lenguas orientales, la justicia y la verdad se ponen una por otra; y también lo son la maldad y la falsedad o el engaño. Por tanto, por engaño podemos entender aquí la maldad en general, pero más especialmente en este sentido, la mentira y el engaño. Si el ejemplo de Cristo tiene una influencia genuina sobre nosotros, no habrá engaño en nuestra boca.

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