Quien no pecó - Quien fue en todos los aspectos perfectamente santo. Aquí hay una alusión a Isaías 53:9; y la sensación es que era completamente inocente y que sufrió sin haber cometido ningún delito. En este sentido, el significado es que debemos tener cuidado de que, si sufrimos, sea sin cometer ningún delito. Deberíamos vivir, como lo hizo el Salvador, para no merecer ser castigados, y así solo seguiremos por completo su ejemplo. Es tanto nuestro deber vivir para no merecer los reproches de los demás, como soportarlos con paciencia cuando estamos llamados a sufrirlos. Lo primero con respecto al trato duro de los demás, es vivir de tal manera que no haya una ocasión justa para ello; el siguiente es, si nos vienen reproches cuando no los hemos merecido, soportarlos como lo hizo el Salvador. Si sufrió injustamente, deberíamos considerar que no es algo extraño como deberíamos; si él soportó las heridas que le causó con mansedumbre, deberíamos aprender que también es posible que lo hagamos; y también debemos aprender que no tenemos el espíritu de su religión a menos que realmente lo hagamos. En la expresión utilizada aquí, compare la nota Isaías 53:9; Hebreos 7:26 nota.

Tampoco se encontró engaño en su boca - No hubo engaño, hipocresía o falta de sinceridad. Era en todos los aspectos lo que profesaba ser, y no se lo impuso a nadie por ningún reclamo falso e infundado. Todo esto hace referencia al tiempo en que el Salvador fue ejecutado; y la sensación es que, aunque fue condenado como un impostor, sin embargo, el cargo era totalmente infundado. Como en toda su vida antes, fue perfectamente sincero, así fue eminentemente en esa solemne ocasión.

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