Deje que esta mente esté en ustedes, - Porque debe haber en ustedes el mismo temperamento que el que tuvo en Cristo Jesús. Heylin. Para apoyar su doctrina y hacer cumplir la obediencia, el Apóstol presenta a los filipenses el ejemplo de Cristo, y en colores vivos representa su gran humildad: les muestra cuánto descendió por debajo de sí mismo por ellos; cuán infinitamente grande era y cuán verdaderamente bajo se hizo; por naturaleza, cuánto más alto que el más alto; por elección, cuánto más bajo que el más bajo. Cabe señalar que, en los siguientes versículos, el Apóstol nos señala tres estados y condiciones diferentes de Cristo: el primero es su estado de dignidad infinita, del cual, en cierto sentido, descendió, expresado en las palabras, Quien siendo en forma de Dios, Filipenses 2:6. El segundo es, el estado de humildad al que descendió, en estas palabras , se Filipenses 2:7reputación, Filipenses 2:7 .

La tercera es, la gloria y exaltación de su naturaleza humana, insinuada en esas palabras, Por lo cual Dios lo exaltó hasta lo Filipenses 2:9, Filipenses 2:9. Estos tres estados y condiciones de Cristo son esenciales para el argumento del Apóstol; porque quita cualquiera de ellos, y el ejemplo que propondría el Apóstol se perderá. Por ejemplo, si elimina el primer estado, el de su natural e infinita dignidad y excelencia, el segundo estado dejará de ser un estado de humillación; ni Cristo ya es un ejemplo de humildad: porque si no era mejor que un siervo antes que un siervo, ser siervo era su suerte y condición, no su elección; habría sido por el orden de la naturaleza y la providencia, y no por su humildad; y no habría sido más humilde al nacer para ser siervo que otros que nacen en el mismo estado. Está implícito en el argumento, que él estaba en posesión de todo lo que pertenecía a su estado de dignidad y excelencia,

Porque su descenso voluntario, en cierto sentido, de su dignidad a una condición inferior y más mezquina, es el acto mismo y el fundamento y fundamento real de su humildad. Asimismo, está necesariamente implícito en el argumento, que sufrió todo lo que pertenecía a su estado de humillación, antes de disfrutar de cualquier cosa que perteneciera al estado de exaltación de su humanidad glorificada; porque su exaltación fue el efecto y la recompensa de su humildad; y siendo comprada y obtenida por su humildad, no podía ser antecedente de ella. En consecuencia, se sigue necesariamente que su estado natural de dignidad infinita y su estado de exaltación adquirido son dos estados perfectamente diferentes; puesto que uno fue evidentemente antecedente de, el otro como evidentemente consecuente a su humillación: de donde se sigue, que su ser en la forma de Dios,

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