Ahora estaba recostado en el seno de Jesús: Uno de ellos, a quien Jesús amaba de manera peculiar, se sentó a su lado, inclinado hacia atrás con la cabeza sobre el pecho de su Señor, de acuerdo con la postura habitual en la Pascua. Este discípulo fue Juan, el recuerdo de cuyo carácter dulce y otras cualidades amables se perpetúa en el amor peculiar que Jesús le mostró. La palabra νευει, en el siguiente verso que se hace señas, podría traducirse más exactamente con la cabeza: él insinuó su deseo con un movimiento de la cabeza.

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