Sacaron a un muerto, - Era costumbre que los judíos enterraran fuera de la ciudad, como aparece en Mateo 27:60. Esta costumbre también fue observada por otras naciones. Los judíos podrían haberlo introducido para evitar que se contaminen tocando los ataúdes o los cadáveres de sus compatriotas; pero tanto ellos como los paganos podrían haber tenido otra razón para esta institución, a saber, la preservación de su salud; siendo notorio que los efluvios que proceden de los cadáveres son muy perniciosos y a menudo causan trastornos pestilentes. De ahí que haya sido motivo de asombro, por qué los cristianos modernos no sólo deberían tener sus cementerios contiguos a sus iglesias, sino incluso enterrarlos en sus iglesias; una costumbre ciertamente perjudicial para la salud e introducida, como es muy probable, por la superstición y el orgullo.

Pero vea este tema completamente tratado en un folleto juicioso, titulado "Consideraciones estacionales sobre la indecente y peligrosa costumbre de enterrar iglesias y patios de iglesias". Algunas circunstancias particulares de angustia se mencionan en el caso que tenemos ante nosotros: el joven que iba a ser enterrado, era el único hijo de su madre, y ella era viuda,y, en consecuencia, no tenía perspectivas de tener más hijos: de ahí la simpatía que recibió de sus parientes y conocidos fue singular. La atendió una multitud mucho mayor de lo habitual en tales ocasiones, en testimonio de su preocupación por ella; mientras cumplía con el último deber para con su amado hijo. De esta circunstancia se da cuenta el evangelista para manifestar, que aunque no hubo personas presentes en el milagro sino los que asistieron al funeral, fue ilustre por la cantidad de testigos.

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