Ser bautizado. Con esto tenía la intención de honrar el ministerio de Juan y ajustarse a lo que había designado para sus seguidores. Fue por esta última razón que bebió de la copa sacramental. Ver Diodati. Y ciertamente el bautismo de nuestro Señor tendió a promover los fines tanto de su propia misión como de la de su precursor, ya que estableció la autoridad de ambos. Estableció la misión de John; se le hizo un gran honor cuando el Mesías recibió su bautismo. También estableció la misión de nuestro Señor; porque después de su bautismo, los testimonios del Espíritu y la voz del cielo le fueron dados en presencia de la multitud reunida en el Jordán.

Que estos testimonios le hubieran sido dados en esta ocasión, y no en cualquier otra, era apropiado, porque era una manera augusta de abrir el ministerio de nuestro Señor; fue la ocasión más pública que se pudo encontrar; y lo señaló como el Mesías al Bautista, quien de ese modo estaba calificado para el deber principal de su misión. Ver Macknight.

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