Porque si por gracia participo. - Mejor, si participo agradecido, ¿por qué se me habla mal por aquello por lo que doy gracias? Algunos que se oponen a la restricción de su libertad que implica el consejo que acabamos de dar podrían formular esa pregunta. Para el objetor quejumbroso, el Apóstol no da una respuesta definitivamente limitada. Él establece en los siguientes versículos los grandes principios que deben guiar toda la vida cristiana y por los cuales, por lo tanto, cada detalle de ella debe ser regulado.

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