Hizo de él una mujer. - Heb., Se convirtió en mujer. Su formación se describe como que requiere tiempo y cuidado por parte del artífice celestial. Por tanto, la mujer no es una producción casual o apresurada de la naturaleza, sino el resultado final del trabajo y la habilidad. Finalmente, ella es traída con especial honor al hombre como la última y más perfecta obra del Creador. Cada paso y etapa de esta descripción está destinado al ennoblecimiento del matrimonio.

La mujer no está hecha de adâmâh, sino de adán. Ella es algo que alguna vez tuvo, pero que ha perdido; y mientras que para Adán existe simplemente el cierre de la cavidad causado por su retraimiento, ella es moldeada y remodelada, y construida como la contraparte del hombre. Ella trae más de lo que el hombre se separó, y el Creador mismo la lleva de la mano a su esposo.

El lenguaje antropomórfico de estos primeros capítulos es parte de esa condescendencia hacia la debilidad humana que hace que en todas partes sea la regla para la inspiración el uso del lenguaje popular. No debe entenderse que el que hizo el cielo y la tierra por mandato de su voluntad moldeó literalmente el costado tomado de Adán como un escultor haría con la arcilla plástica; tampoco asumió forma humana para poder colocarla al lado del hombre.

Mucho de esto puede haber sido representado en la mente de Adán en el trance en el que había caído; pero toda la narración tiene un significado más noble, y el resultado práctico de su enseñanza fue que ni la mujer ni el matrimonio se hundieron jamás en esa total degradación entre los judíos que en otras partes ayudó tanto a corromper la moral y los hombres.

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