Y como iba ahora. - Había muchos kilómetros entre él y su hijo, y muchos pensamientos ansiosos debieron haber venido a su mente mientras viajaba de regreso a casa. Ahora la fe sería fuerte, y ahora casi cedería; pero él viaja con las palabras, "Tu hijo vive", que le habían llegado como una voz del cielo, sosteniéndolo y animándolo. De nuevo escucha las mismas palabras: "¡Tu hijo vive!" pero son dichos por los siervos, que han venido a recibirlo, y le traen de Capernaum la buena noticia que él mismo había escuchado en Caná.

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