Ojo por ojo. - Aquí nuevamente los escribas primero tomaron su posición en la letra, sin importar el objetivo y propósito de la Ley, y luego la expandieron en una dirección equivocada. Como se dio originalmente, fue un control de la "justicia salvaje" de la venganza. Dijo, donde el equilibrio del derecho se había visto perturbado por la indignación, que la labor del juez no era más que restablecer el equilibrio, a menos que, como en el caso del robo, fuera necesaria alguna sanción adicional para la prevención del delito.

En esencia, era un límite en ambas direcciones. No menos que el "ojo por ojo", porque eso podría llevar a la connivencia en la culpa; no más, porque eso abriría una nueva franja de errores. Los escribas, en su casuística popular, hicieron de la regla no sólo la acción judicial, sino la represalia privada; y así se convirtió en la sanción del temperamento vengativo que nada perdona.

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