(12-14) Consecuencia práctica y exhortativa. Por tanto, expulsa el pecado y rehúsa obedecer sus malos impulsos. Mantenga sus cuerpos puros y limpios. Que no sean más armas en manos de maldad; sean más bien armas para pelear la batalla de la justicia y de Dios. Tienes todo el estímulo para hacer esto. Porque el pecado no volverá a ser tirano sobre ti. El severo y lúgubre Imperio de la Ley (que solo servía para aumentar la culpa del pecado) ha terminado, y en su lugar, el único poder al que estás sujeto es el del perdón gratuito.

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