Verso 2 Timoteo 2:4 . Nadie que está la guerra se enreda... Grotius ha señalado muy bien, a propósito de este pasaje, que a los soldados legionarios entre los romanos no se les permitía dedicarse a la agricultura, a las mercancías, a los empleos mecánicos o a cualquier cosa que pudiera ser incompatible con su vocación. Muchos cánones, en diferentes épocas, se han dictado para evitar que los eclesiásticos se inmiscuyan en los empleos seculares. El que quiere predicar el Evangelio a fondo, y desea dar plena prueba de su ministerio, no necesita tener ningún otro trabajo. Debe dedicarse por completo a esto, para que su provecho aparezca ante todos. Hay muchos que pecan contra esta dirección. Aman el mundo, y trabajan para él, y no tienen en cuenta las almas que se les han confiado. Pero, ¿qué son ellos, tanto en número como en culpa, comparados con el inmenso rebaño de hombres que profesan ser ministros cristianos, que no leen ni estudian, y por consiguiente nunca mejoran? Estos son demasiado concienzudos para meterse en los asuntos seculares, y sin embargo no tienen ningún escrúpulo de conciencia para perder el tiempo, estar entre los principales en la auto-indulgencia innecesaria, y, por su ministerio pesado y monótono, convertirse en un estorbo para la Iglesia. Pregunta usted: ¿En qué secta o partido se encuentran estos? Yo respondo: En TODOS. Zánganos ociosos: -

Fruges consumere nati,

"Nacidos para consumir los productos de la tierra," deshonran todos los departamentos de la Iglesia Cristiana. No pueden enseñar porque no quieren aprender.

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