Versículo 12. Que en aquel tiempo estabais sin Cristo... No sólo no erais cristianos, sino que no teníais conocimiento del Cristo o del Mesías, y no teníais derecho a las bendiciones que debían proceder de él.

Extranjeros de la comunidad de Israel... Por vuestro nacimiento, idolatría, etc., estabais alejados de la comunidad de Israel, de los privilegios civiles y religiosos del pueblo judío.

Extranjeros de los pactos de la promesa... No teniendo parte en la promesa del pacto hecho con Abraham, ya sea considerada como relativa a su semilla natural o espiritual, y ninguna parte en la del pacto hecho en Horeb con los israelitas, cuando se les dio una ley sagrada, y Dios se dignó a habitar entre ellos, y a conducirlos a la tierra prometida.

Sin esperanza... Ni del perdón de los pecados ni de la resurrección del cuerpo, ni tampoco de la inmortalidad del alma. De todas estas cosas los gentiles no tenían ninguna esperanza racional o bien fundada.

Sin Dios en el mundo... Tenían muchos dioses, y muchos señores; pero en ninguna nación gentil se conocía al verdadero Dios: ni tampoco tenían ninguna noción correcta de la naturaleza divina. Sus ídolos no eran dioses por naturaleza: no podían hacer ni el mal ni el bien, y por lo tanto estaban propiamente sin Dios, sin tener un verdadero objeto de adoración ni una fuente de consuelo. El que no tiene ni a Dios ni a Cristo se encuentra en un estado sumamente deplorable; no tiene ni un Dios a quien adorar, ni un Cristo que lo justifique. Y este es el estado de todo hombre que vive sin la gracia y el Espíritu de Cristo. Todos los tales, independientemente de lo que profesen, no son mejores que los ateos prácticos.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad