Verso 26. Habíais oído que había estado enfermo... "En este pasaje", dice el Dr. Paley, "no se da ninguna insinuación de que la recuperación de Epafrodito fue milagrosa, sino que se habla claramente de un acontecimiento natural. Este ejemplo, junto con el de la Segunda Epístola a Timoteo, "Dejé a Trófimo enfermo en Mileto", ofrece una prueba de que el poder de realizar curaciones y, por lógica, de obrar otros milagros, era un poder que sólo visitaba a los apóstoles ocasionalmente, y no dependía en absoluto de su propia voluntad. Sin duda, Pablo habría curado a Epafrodito si hubiera podido; tampoco habría dejado enfermo a Trófimo en Mileto, si el poder de realizar curaciones hubiera estado a su disposición. Si esta epístola hubiera sido una falsificación, la falsificación en esta ocasión no habría ahorrado un milagro; mucho menos habría introducido a San Pablo profesando la mayor ansiedad por la seguridad de su amigo, pero reconociéndose incapaz de ayudarlo, lo que hace casi expresamente en el caso de Trófimo, A éste lo he dejado enfermo; y virtualmente en el pasaje que tenemos ante nosotros, en el que se felicita por la recuperación de Epafrodito en términos que casi excluyen la suposición de que se hayan utilizado medios sobrenaturales para efectuarla. Se trata de una inversión que nada más que la verdad habría impuesto". Horae Paulinae, página 234.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad