Verso Hechos 8:26. Levántate y ve hacia el sur... ¡Cuán circunstancialmente particulares son estas indicaciones! Todo está marcado con tanta precisión que no hay peligro de que el apóstol se pierda. Debe cumplir con algún gran deber; pero no se le informa de cuál. El camino que debe tomar está marcado; pero lo que debe hacer en ese camino, o hasta dónde debe proceder, no se le dice. Es DIOS quien lo emplea, y requiere de él una obediencia implícita. Si hace su voluntad, de acuerdo con la presente dirección, sabrá, por el resultado, que Dios lo ha enviado a una misión digna de su sabiduría y bondad. Tenemos un ejemplo similar de dirección circunstancial de Dios en Hechos 9:11: Levántate, ve a la calle Recta, e indaga en la casa de Judas por un Saulo de Tarso... Y otra instancia, aún más particular, en Hechos 10:5; Hechos 10:6: Enviad hombres a Jope, y llamad a un tal Simón, que se apellida Pedro, el cual se hospeda en casa de un tal Simón, curtidor, cuya casa está junto al mar. Dios nunca envía a un hombre con un mensaje, sin darle las indicaciones que evitarán todos los errores y extravíos, si se siguen simple e implícitamente. Esto también es estrictamente cierto en el caso de las doctrinas contenidas en su palabra: ningún alma perdió jamás la salvación si se limitó a seguir las instrucciones dadas en la palabra de Dios. Aquellos que refutan sobre cualquier cosa, cuestionan el testimonio divino, y disputan con su Hacedor, no pueden ser salvados. Y ¡cuántos de esta calaña se encuentran, incluso entre los cristianos, profesando una piedad estricta!

Gaza, que es desierto... αυτη εστιν ερημος, Esto es el desierto, o esto está en el desierto. Gaza era una ciudad a unas dos millas y media de la orilla del mar; era la última ciudad por la que pasaba un viajero que iba de Fenicia a Egipto, y estaba a la entrada de un desierto, según el relato que hace Arriano en Exped. Alex. lib. ii. cap. 26, p. 102. [Ed. Gronov.] Que fue la última ciudad habitada, ya que un hombre va de Fenicia a Egipto, επι τη αρχη της ερημου, al comienzo del desierto. Véase Bp. Pearce.

El Dr. Lightfoot supone que la palabra desierto se añade aquí, porque en aquel tiempo la antigua Gaza era realmente desértica, habiendo sido destruida por Alejandro, y μενουσα ερημος, permaneciendo desierta, como dice Estrabón, lib. xvi. p. 1102; y que el ángel mencionó esta Gaza desértica para distinguirla de otra ciudad del mismo nombre, en la tribu de Efraín, no lejos del lugar donde ahora estaba Filipo. Sobre esto podemos observar que, aunque Gaza fue desolada por Alejandro Magno, al igual que otras ciudades, fue reconstruida posteriormente por Gabinio. Véase Josefo, Ant. lib. xv. cap. 5, secc. 3. Y los escritores del primer siglo la representan como floreciente y poblada en sus tiempos. Véase Wetstein.

Schoettgen piensa que ερημος, desierto, debe referirse, no a Gaza, sino a οδος, el camino; y que significa un camino que era menos frecuentado. Si había dos caminos a Gaza desde Jerusalén, como algunos han imaginado, (véase Rosenmuller,) el eunuco podría haber elegido el que era desierto, o menos frecuentado, para tener privacidad en sus ejercicios religiosos de viaje.

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