Verso Juan 10:12. Pero el que es asalariado... O, como dice mi vieja Biblia MS.o, el marchante, el que se aprovecha de las almas de los hombres, trocándolas, y las suyas propias, por sucio lucro. Que el lector no aplique ésta, ni ninguna de las censuras precedentes, a ninguna clase u orden de hombres en particular: cada partido religioso puede tener un sacerdote o ministro asalariado; y donde la provisión es mayor, allí está el mayor peligro.

De quién no son las ovejas... Un sacerdote asalariado, que nunca ha sido el instrumento para llevar las almas a Dios, no permanecerá con ellas en el tiempo de peligro o persecución. No son el producto de su trabajo, de su fe y de sus oraciones: no tiene otro interés en su bienestar que el que proviene del vellón y de la grasa. El asalariado considera que las ovejas no son suyas mientras no le sean útiles;  las considera suyas mientras pueda sacarles provecho.

Entre los antiguos judíos, algunos tenían sus propios rebaños, otros contrataban a pastores para que los cuidaran. Y cada propietario debía sentir naturalmente más interés por la conservación de su rebaño que el que podía sentir el asalariado.

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