Versículo 28. A mí me conocen, y saben de dónde soy... Quizá deban leerse de forma interrogativa: ¿Me conocéis y sabéis de dónde soy? Nuestro Señor los toma por su propia profesión, y argumenta a partir de ella. Ya que habéis obtenido tanta información acerca de mí, añadidle esto, para completarla; a saber, que no he venido por mí mismo; no soy un profeta creado o autorizado por mí mismo; he venido de Dios: el testimonio de Juan el Bautista, el descenso del Espíritu Santo, la voz del cielo, la pureza y la excelencia de mi doctrina, y la multitud de mis milagros, lo atestiguan suficientemente. Ahora bien, es cierto que Dios ha dado testimonio de mí; pero vosotros no lo conocéis, por lo que este testimonio es ignorado.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad