Verso 45. Bendita la que ha creído, porque así será... O bien: "Bienaventurada la que ha creído que tendrá" Creo que ésta es la disposición adecuada del pasaje, y así se advierte en la lectura marginal. La fe se representa aquí como el fundamento de la verdadera felicidad, porque recibe el cumplimiento de las promesas de Dios. Todo lo que Dios ha prometido, tiene la intención de cumplirlo. Debemos creer todo lo que ha dicho; su propia autoridad es razón suficiente para que creamos. Sólo debemos estar convencidos de que Dios ha dado la promesa, y entonces la fe implícita se convierte en un deber indispensable: en este caso, no creer implícitamente sería absurdo e irrazonable: Dios cumplirá su promesa, pues ÉL no puede mentir.

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